viernes, 15 de octubre de 2010

Nicolas Fouquet



Ministro de finanzas de Luis XIV, levantó las envidias de su amo por su apabuyante riqueza, probablemente lograda mediante medios ilícitos.

Sin embargo, pese a que la leyenda cuenta que Luis le mandó arrestar tras una fiesta increíble, en la que además, al finalizar, el ministro tuvo la desfachatez de ofrecerle como regalo el palacio de la Vaux si lo deseaba, el rey había tomado la decisión antes de esa fecha. Colbert aspiraba al puesto de Fouquet, y cada vez estaba más cercano al rey, aprovechando para no dejar de intrigar contra el ministro. Al final sus palabras hicieron mella. Por lo visto Luis advirtió a su ministro para que abandonara sus malas prácticas, pero Fouquet siempre recaía. Por otro lado, Luis tomó conciencia de que el ministro estaba en la cima de su poder. Mucho más rico que él, también controlaba su consejo privado, era el procurador general, y contaba con el apoyo de la reina madre, Ana de Austria, por la ayuda que les había prestado desde el primer momento de la Fronda.


El rey, que era joven y terriblemente orgulloso, casi tanto como envidioso y egocéntrico, tras haberle tratado con exquisita cordialidad hasta el último minuto, lo manda preso, y lo somete a juicio por prevaricación y crímenes de lesa majestad, susceptibles ambos de terminar en una condena a muerte. Luis intenta presionar a los jueces para condenarle a muerte y erradicar así el problema. El juicio es una pantomima, pero finalmente se le condena a prisión, donde estaría pudriéndose, luchando por evitar caer en el olvido, hasta que muriese del asco, por cierto, en extrañas circunstancias.

Ni que decir tiene que sus propiedades quedaron confiscadas, incluido su magnífico e incomparable hasta la fecha, palacio de Vaux le Vicomte. Todos los trabajadores que estaban al servicio del ministro, pasarán a trabajar a las órdenes del rey en la construcción de su palacio de Versalles, inspirado en el propio estilo de la Vaux.





El rey Sol no se iba a dejar eclipsar. Al fin había logrado someter a la nobleza, y recién salido de la Fronda, no estaba dispuesto a que la riqueza de Fouquet pudiera plantearle problemas de estabilidad. Francia con un rey tenía suficiente, otro en la sombra era innecesario. Además, la divisa del escudo del ministro no debía ser demasiado agradable para el monarca. Decía: Quo non ascendet? -¿Hasta donde no subirá?- Y mostraba una ardilla roja rampante, sobre fondo gris. Fouquet, significa en algunas regiones del oeste de Francia, ardilla, en patois.

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