jueves, 30 de julio de 2009

de cuba


He vuelto de pasar unos días en Cuba. He visitado La Habana, Cienfuegos, Trinidad y Cayo Largo (sí, como la palicula de Bacall y Bogart).




El país me ha encantado, y he tenido la oportunidad d
e discutir con bastante gente cubana la situación de su país. La mayoría de los que han tenido la oportunidad de salir del país son los más contrarios al castrismo, pero es cierto que también me he encontrado con muchos partidarios que lo defienden a ultranza.

La sensación personal que tuve, es que el pais goza de un grado de desarrollo, de una seguridad, y de un orden que no existe en otros países de américa latina. Pagan un precio muy alto por ello, pero muchos tampoco quieren correr el riesgo de convertirse en un estado capitalista al estilo de Haití o Rep. Dominicana.

Cuba tiene un nivel de vida mucho más elevado en muchos sentidos, no sólo la educación, que probablemente rebajó el nivel de exigencia de la mayoría de las licenciaturas, también en sanidad, con una tasa de mortalidad infantil de las más bajas de américa latina, y una seguridad en las calles que me resultó más parecida a España, que a Méjico, por ejemplo.

Sin embargo, no gozan de ningún artículo de consumo, y es digno de ver como la gente pide continuamente a los turistas champú para el pelo, bolis y libretas, o cosméticos. También son conscientes de que no gozan de libertad en muchos sentidos, sin embargo, la mayoría de la gente con la que hablé era partidario de cambios dentro del sistema, pero no de un cambio de sistema.

También hay que tener en cuenta el embargo de Estados Unidos que les priva también de un desarrolo económico normal. Me impresionó el sistema de recionamiento de alimentos, y que los ordenadores no puedan utilizar el messenger porque los Estados Unidos vetan cualquier utilización de programas estadounidenses. También nos contaron las presiones que recibían las empresas españolas como Meliá por parte de las autoridades de los ee.uu. para que no invirtieran en Cuba. Además, al entrar en el país, no te sellan el pasaporte, te dan un visado, porque cuando cuñaban el pasaporte en el pasado, no podías visitar estados unidos, porque si veían el cuño, no te permitían la entrada. Los ciudadanos de ee.uu. tienen prohibida la entrada en la isla, lo que priva a cuba de un mercado importantísimo y muy cercano.

Otro tema es la prostitución. Se ofrecen con facilidad hombres y mujeres, incluso en las entradas de los hoteles. Hasta hace pocos meses los cubanos no podían entrar, ni mucho menos alojarse en los hoteles, que eran sólo y exclusivamente para turistas, precisamente para evitar ese mercado. Es lamentable y vergonzosa la actuación de determinados turistas, y da verdadera lastima y vergüenza determinadas situaciones que te dejan con la boca abierta.





Por lo demás, la gente ha sido excelente, y lo mejor del viaje Trinidad (impresionante ciudad colonial) y la playa de Cayo Largo (excursión con avioneta incluida). Todo digno de ver. La Habana también con un encanto increíble, y Varadero de lo que menos me gustó...



domingo, 12 de julio de 2009

Sant Étienne du Mont



Sant Étienne du Mont, de París. Al ver la fachada me pareció de un estilo un tanto ecléctico, con esa torre particular y esa apariencia un tanto irregular. Sin embargo es una de las más emblemáticas de la ciudad, donde reposan los restos de hombres y mujeres ilustres, como Santa Genoveva, patrona de la ciudad, o el dramaturgo Racine.

Su costrucción abarca largos años, pero la parte principal de llevó a cabo a principios del siglo XVII, lo que me pareció bastante llamativo para el estilo de la iglesia.








miércoles, 8 de julio de 2009

Terentius Neo y su esposa, retratados en su casa de Pompeya.


El hielo se rompe enseguida con ellos: para conocerlos, basta con mirarlos a los ojos; y ellos mismos miran también a su vez. No siempre ni en todas sus épocas ha supuesto el arte del retrato un intercambio de miradas semejantes.
Este hombre y esta mujer son algo más que simples objetos, puesto que nos están viendo; pero no hacen nada para desafiarnos, ni por seducirnos, ni por convencernos o hacernos entrever alguna interioridad que no nos atreviésemos a juzgar. Más que descubrir los ojos del mundo: nuestra presencia resulta natural, y ellos se encuentran naturales a sí mismos; son lo mismo que somos nosotros, y las miradas se intercambian en un plano de igualdad y con análoga satisfacción.
Esta humildad greco-romana ha sido clásica durante mucho tiempo; parecía natural, no parecía anticuada, no parecía mezquina. El padre de familia y su mujer no posan ni hacen mímica; sus atuendos no hacen alarde de signos sociales ni de símbolos políticos, el hábito no hace el monje; no hay decoración: ante este fondo neutro, el ser individual es el mismo y sería el mismo en cualquier otro sitio. Veracidad, universalidad, humanidad. La mujer ha puesto su elegancia en su peinado, y no lleva joyas.
En la actualidad, nos inclinamos a creer en la arbitrariedad de las costumbres, en el tiempo histórico y en la finitud. Para despertarnos del sueño humanista en que se hallan sumidos, basta un primer argumento, todavía exterior: este hombre y esta mujer eran lo bastante ricos como para hacerse pintar. Del mismo modo, sólo en apariencia son dos seres individualizados; el retrato, que cualquiera tomaría por una instantánea ha fijado, como el azar, su identidad en una edad canónica, aquella en la que se ha dejado de crecer y en la que aún no se ha comenzado a envejecer. No son dos seres de carne y hueso, captados en un momento cualquiera de sus vidas, sino los tipos individualizados de una sociedad que aspira a ser a la vez real e ideal. El instante coincide con una verdad sin edad y el individuo es en realidad la esencia.
El marido y la mujer muestran sus atributos menos dudosos y más personales de su superioridad social; no la bolsa o la espada, propios de la riqueza y el poder, sino un libro, unas tablillas para escribir y un punzón. Este ideal de cultura es natural; el libro y el punzón son para ellos visiblemente utensilios familiares, de los que no tienen porqué hacer ostentación. Y cosa bastante rara en el arte antiguo, que no gusta demasiado de gestos familiares, el hombre apoya con aire expectante el mentón sobre lo alto de su libro, mientras que ella se lleva meditativamente el punzón a sus labios; está buscando un verso, porque la poesía era también un arte femenino. Un Miguel Ángel amará los gestos "autísticos", como su Moisés acariciándose la barba, que revelan en él la sombra de una duda o un sueño. Pero aquí nadie sueña: meditan y están seguros de sí mismos, porque el gesto autístico prueba la intimidad de la cultura; no se trata de unos privilegiados, y si tienen libros es porque los aman.


HISTORIA DE LA VIDA PRIVADA
del imperio romano al año mil.
Philipe Ariès y George Duby.

martes, 7 de julio de 2009

granada




"Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser ciego en Granada."















Granada, que aparece en el escudo español en la parte inferior, en pequeño, representada por la flor del granado.

Las otras partes del escudo representan los reinos que conformaron España: Castilla (el castillo), León (el león rampante), Aragón (las franjas rojas y amarillas) y Navarra (cadenas sobre fondo rojo). Todos los reinos reunidos bajo una corona real, la de los reyes de España, y en el centro, la marca de la dinastía, la de los Borbones, las flores de lys sobre fondo azul.

A los lados, las torres de Hércules, representando el estrecho de Gibraltar dominado por España a ambos lados, unidos por un lema que antiguamente decía: NON PLUS ULTRA, nada más allá, aquel era el confín del mundo conocido. Con el descubrimiento de América se cambiaría a PLUS ULTRA, más allá, que creo que hoy también es el lema de unas fuerzas armadas o algo así.

sábado, 4 de julio de 2009

La balsa de la medusa


Un buque francés queda varado a 50 millas de la costa de Senegal. La tripulación se reparte en los botes salvavidas, pero como no hay suficientes para todos, estos se ocupan principalmente por oficiales y por pasajeros de alcurnia.

Se decide montar una gran balsa que donde se acoplen los 150 pasajeros que se han quedado sin sitio. Se les remolcará con el resto de los botes. Pero pronto, las circunstancias complican la navegación hasta hacerla imposible, y aquellos que ocupan los botes cortan los cabos con los que arrastraban la balsa, dejándola abandonada a la deriva, a su triste suerte.

El buque era La Medusa, y la balsa sería conocida como la balsa de La Medusa.

Pasadas dos semanas, otro buque francés se encuentra en su camino con la balsa, ocupada ya sólo por quince personas. Su estado era deplorable.

Esos supervivientes narraron cómo los oficiales les habían abandonado, y se hizo de ello una causa política contra Luis XVIII, sobre la arrogancia y la corrupción borbónica. El rey lo zanjó jugando al capitán de la Medusa, y condenándolo por abandono de tripulación y negligencia.

Sin embargo, lo que impactó a la sociedad francesa, fue que aquellos hombres tuvieron que recurrir al canibalismo para sobrevivir. Se vieron obligados a matarse unos a otros para alargar sus vidas aunque fuera por poco tiempo.

Hoy se estudia como ejemplo en el Derecho Penal. ¿Aquellos infelices eran culpables de asesinato? ¿Las familias de los que habían matado podían exigirles algo?

Si nos ciñéramos exclusivamente a la regulación del asesinato sí. Sin embargo, todos somos capaces de percibir que la situación es diferente, que esos señores no merecían un castigo por su conducta. En derecho, a eso se le llama estado de necesidad.

En el caso de los naúfragos, no se les puede exigir que actuaran de otro modo, las circunstancias les constriñeron hasta no existir otra solución, por ello no se les puede exigir responsabilidad sobre sus actos, no fueron voluntarios, no fueron en definitiva, culpables.

Sin embargo, hay que establecer una diferencia dentro del estado de necesidad: el justificante, y el que sólo exime de la condena. La diferencia estriba en que en el caso del justificante el bien que es sacrificado es de menor entidad o peso que el que es salvado. Este estado justificante podría ser el de aquel hombre que si no roba una barra de pan muere de hambre. Sacrifica un derecho, propiedad, en nombre de otro mayor, la vida.
El eximente sería cuando los bienes jurídicos tienen el mismo peso: el naufragio de la Medusa o la tabla de Carnéades, los bienes sacrificados son los mismos que los salvados: la vida.





jueves, 2 de julio de 2009

una recomendación



Yo le dije:

-Tu pretendiente el príncipe Shubbatú te ha liberado de tus promesas porque ha muerto en el desierto, a pesar de mis cuidados y de los del médico hitita.

Baketamon se arrancó los brazaletes de oro de sus muñecas y me los dio, diciéndome:

-Tu mensaje es bueno, Sinuhé, y te doy las gracias por él, porque he sido consagrada saterdotisa de Sekhmet y mi traje ha sido preparado ya para la fiesta de la Victoria. Pero comienzo a conocer muy bien esa enfermedad intestinal, Sinuhé, y m
e acuerdo de la muerte de mi hermano, el faraón Akhenaton. Por esto te digo que maldito seas, Sinuhé, y maldito seas para toda la eternidad, que tu familia sea maldita y tu nombre olvidado para siempre jamás, porque has hecho del trono de los faraones un jugete de bandoleros y han profanado para siempre más la sangre sagrada de los faraones.

Yo bajé la cabeza y puse mis manos a la altura de mis rodillas y dije:

-Que tus palabras sean cumplidas.

Y salí, y ella hizo barrer el suelo detrás de mí hasta el umbral de la mansión dorada.



Sinuhé el egipcio
Mika Waltari






miércoles, 1 de julio de 2009

el francés









Pocos son los que se oponen a la primacía del francés sobre todas las lenguas de la Europa de aquel tiempo, que amenaza con sustituir al latín. Sin embargo, entre sus detractores encontramos a Dante, que en el libro XX del Purgatorio se encuentra con Hugo Capeto, que le dice:

"Yo soy la raiz de la planta maléfica cuya sombra daña a toda la cristiandad".

Obsesionante metáfora del árbol dinástico.





*imagen de París.
**imagen de Hugo Capeto.